Caminaba detrás de la arboleda, la que está en la avenida de los caracoles
Sumida en pensamientos opacos, algo desabridos
Eso le pasaba cuando se iba y tardaba mucho en volver,
después de todo, separarse de su cuerpo costaba el doble de tener que cargarlo nada mas
Pronto, muy pronto se reponía del cansancio
Solo tenía que pensar en él
Solo tenía que llegar allí, a ese lugar de calmado silencio, añorado silencio y esperado silencio
Un silencio espacioso, dónde cabían los dos
A ella le gustaba mirar sus manos
A él le gustaba mirar sus labios
Ella volvía una y otra vez, solo para darle un beso
Él regresaba y se acostaba a su lado, sentía su respiración, calmaba su inquietud
Los dos miraban la lluvia que, suave se deslizaba por el vidrio
Costaba un poco volver de los sueños
Costaba volver
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