En un universo paralelo, al final del pasillo, al pasar por la esquina de este mundo, lejos del silencio y junto a la selva umbría.
A partir del viento, que va dejando pétalos rosas junto al camino que lleva al estero de la luna,
la joven camina con el silencio de la noche.
Ella, piel morena y ojos negros, gentil mirada y corazón noble,
presurosa se acerca al final del sendero,
sabe del peligro que acecha al pueblo, su gente.
Quizás deba ofrendar la vida.
Tal vez, su corazón.
El estero de la luna, lugar sagrado para los sacrificios de las doncellas.
Así lo manda la ley primera.
Así lo entienden todos los habitantes de Sacroa del Sapo.
Sacroa del Sapo, el legendario país de los desterrados del universo.
Mientras la dueña del sacrificio se acerca a la boca del volcán, todos los otros seres, tiemblan esperando que todo termine, que todo acabe para bien. el violento desenlace.
La muerte está próxima.
El hedor se esparce por doquier.
Los pétalos del caminito se marchitan a medida que sus pies lo van pisando.
Ella suspira...
Ella escucha su canción...
La canción del amor, la llama y la guía.
El corazón disminuye sus latidos.
Ella se lanza al precipicio.
Durante ese tiempo, la vida se termina y su cuerpo cae al candente volcán.
El silencio se apodera del lugar.
La noche se cierra más.
El pueblo entero suspira de alivio.
Y del abismo surge un sapo croando, escapa por el camino de la muerte.
Hay tranquilidad en las personas.
Hay paz, hasta el próximo equinoccio de otoño, dónde todo volverá a comenzar.