Me gusta seguir soñando
Luego de la tormenta de arena
Me dijiste que por mi... No ibas a cambiar... Ibas a seguir siendo igual Ibas a seguir siendo igual
La oruga, sentíase cómoda en su hermoso capullo dorado,
sin embargo su transformación era inminente.
A pesar de su resistencia al cambio, podía vislumbrar su sino.
Un pasado que agita las manos, despidiéndose.
La resiliencia y la humildad para aceptar su esencia.
La naturaleza que regala la belleza,
dándole la bienvenida a la metamorfosis.
A veces el miedo a los cambios nos lleva al retraso.
Por lo contrario, la aceptación nos muestra un mundo diferente.
Al ver las palmeras, imaginé,
tierras bajas, a orillas del río.
Así fue, en primer lugar, el agua, tan mansa, atrayente,
llamándome a tirarme a sus brazos.
Miro más allá y veo las tres primeras palmeras, erguidas y silenciosas,
pisando el verdor del pastizal.
Rayando el horizonte, como queriendo subir a ese cielo celeste,
cubiertas de nubes de algodón,. están el resto de las palmeras.
Casi al final de este cuadro imaginario,
escondiéndose...el sol, bañando de color y tibieza,
hasta dónde alcanzan sus rayos.
Un lugar, salvaje y agreste.
Un lugar de...
charatas y garzas;
monos y jabalíes;
corzuelas y carpinchos.
Un lugar dónde siempre vuelvo.