La oruga, sentíase cómoda en su hermoso capullo dorado,
sin embargo su transformación era inminente.
A pesar de su resistencia al cambio, podía vislumbrar su sino.
Un pasado que agita las manos, despidiéndose.
La resiliencia y la humildad para aceptar su esencia.
La naturaleza que regala la belleza,
dándole la bienvenida a la metamorfosis.
A veces el miedo a los cambios nos lleva al retraso.
Por lo contrario, la aceptación nos muestra un mundo diferente.
1 comentario:
El peor de los cambios posibles es el que nos obligan a hacer.
Saludos,
J.
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