No sabía si hablarte o dejar que pases de largo, opté por lo segundo y sin embargo me quedé con los recuerdos de mi niñez, tan nítidos que parecía que lo estaba viviendo nuevamente.
Recuerdo aquel paraje, allí donde se reunían las charatas cada quince de septiembre, en honor a la comadreja y sus hijos.
Hice parada en el viejo algarrobo, esperando que quizás pase un carpincho gigante y me lleve hacia la plantación de casitas, si, esa semilla que parece bodoque y lo utilizábamos para hondear y asustar a las aves de este paraíso en particular.
Aparte de estos recuerdos, me quedé con ese beso que me diste, junto al riacho y yo te lo devolví justo detrás del pozo lunar.
Ahora, solo quiero decirte...hasta el próximo recuerdo.
1 comentario:
Que no tarde en llegar ese recuerdo.
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