El otoño de mi vida.
En una noche de nostalgias.
Voy dejando caer mis fracasos,
mis desilusiones,
las amarguras,
las falsedades,
todas esas cosas que llenaban mi vida.
Digo, llenaban mi vida,
de superficialidades que no servía,
de rellenos que atoraban la garganta,
de gases que se atascan en la barriga.
En estos días vulnerables,
veo en las hojas que caen, resbalan o se alejan,
con el viento, mis colores ocres, rojizos y dorados que
se apoderan de mi cuerpo y
parecen un crujido de hojas secas
al cambiarse de un sillón a otro,
evidenciando así, el incendio de hojarascas,
el cambio que se avecina,
hacia un crudo invierno.
Sin embargo, escucho la melodía de la vida,
canciones de hojas cayendo,
el crepitar en la hoguera, me abrazo y pienso
la vida todavía no termina...
Aún hay besos en las miradas,
ternura en los ojos de un niño,
sonrisas cómplices en los adolescentes
y verdades en los jóvenes.
Aún falta el solsticio del invierno.
1 comentario:
Yo también me voy alejando de todo.
En otoño y en cualquier estación.
Besos.
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