Y... andaba el angelito de Dios dentro de los límites del comportamiento angelical
Las dudas existenciales, dentro de su cabeza celeste, bullía en su mente
Las niñas del convento lo miraban al rezar, en lo alto, casi rozando las cúpulas de la iglesia
Sin embargo las apariencias ganaban a lo largo de las carreras
El pecado se marcaba en las miradas
Pobre sociedad
Pobre angelito de Dios
Era tan culón
2 comentarios:
Lindo angelito.
Besos.
El problema con los milagros es esperarlos demasiado...
Saludos,
J.
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