Era una noche singular
Tan extraña, que las arañas se durmieron temprano
Tan rara que la luna cerró los ojos y comenzó a temblar
Yo...abracé mi cuerpo
Abrí la mente, preparada para cualquier cosa, estaba asustada
Pellizqué mis piernas y comencé a caminar
Esos laberintos, apenas iluminados por los faroles del costado de la iglesia, no me daban confianza
Sin embargo, iba preparada, con el miedo apretando el cuello
De repente, el silencio aplastaba,
quería acurrucarme dentro de una piedra, esconderme, hacerme invisible
Pero...era inevitable
Crucé el umbral
La voz sonaba cada vez mas cerca, mis barricadas no servían
Era inevitable
y...aparecieron esos ojos grises y fríos, mirándome, directos y acusadores
Retándome a que lo niegue todo
Era inevitable
Yo, había perdido, una vez mas
¿Dónde está la bicicleta?
En el almacén de la esquina, se me olvidó
Está muy rara la noche ¿verdad?