Había una vez un cielo

Yo había llegado a ese cielo con el miedo agarrotándome  las enaguas...pero las ganas de venganzas intactas...a concretar...el odio era mas fuerte...nadaba y se deleitaba en mi sangre...en mi cabeza y en mi corazón.
Llegué y galopé las infinidades...naufragué en las oscuridades del mar y subí a alturas inimaginables para mis otoños
Y me miré al espejo...no era yo...era una mujer mas hermosa...mas deseada...completa...me volví a encotrar en otra dimención diferente
Cuando volví a la realidad...me desperté de ese cielo...huí como lo cobarde que fui y soy
No...no me arrepentí y si...si dudé y me tomé un baño para arrancarme la suciedad que me sentía...mis lágrimas se confundían con el agua...yo me arrancaba la piel que había gozado para mi gran sorpresa
Me di cuenta que había subido a una hamaca que me llevaba muy alto...que ese vértigo no era para mi...pero lo pensé otra vez y...y si podía ser un regalo...el último regalo
Al huir...dejé un corazón encandilado...enamorado...dulcemente acariciado...y dejé una piel caliente...ardiendo por mas...una mas o dos...o tres mil

El bosque cambió y mi visión de la vida también
Yo cambié...me volví oscura y traumática...consiente de mi realidad y feliz de mi irrealidad
Mi mundo cambió...conteniendo todos los matices y todos los colores

Si bien mis verrugas y mis escamas protectoras habían aumentado...no podía dejar de suspirar...cual una mujer
Y los miedos siguen agazapados...tal vez disfrazados o simplemente escondidos...pero se que están y forman parte de mi...igual que mis ilusiones...sueños y pensamientos
Mi cuerpo envejeció y es verdad que me sobran cueros...pero no olvida...guarda cada sensación pura y carnal...quizás mas lentos...mas suaves...igual de intensos

La máscara no logra disimular que no estoy arrepentida de haber amado ese cielo y yo no logro olvidar