Nosotras...Caty y yo teníamos la misma edad, el cuerpo un poco fuertecito, motivo por el cual no generábamos mucho interés en los vecinos varones con la edad de merecer. Sin contar que cuando salíamos, lo hacíamos con el tío Andres. El tío Andres asustaba un poco y nadie se acercaba mucho.
Un día mientras paseábamos por la chacra recién
arada, encontramos un pozo con agua cristalina y fresca. Desde ese momento lo declaramos propiedad privada. Desde ese momento nos pasábamos las tardes-noches en el lugar. En medio de la nada, donde no iba nadie, ni los primos, ni los trabajadores, ni ni el tío Andres.
Era maravilloso sentir la libertad al estar en el agua desnudas, sin ataduras...en todo sentido. Reírnos sin motivos, con solo mirarnos. Como yo no sabía nadar, me sostenía de las ramas que había en las orillas del pozo. Caty nadaba como una sirena...tan bella.
Caty era sorda y yo nunca hablaba mucho. Nos comunicábamos con los ojos y alguna que otra seña.
De verano aburrido...se convirtió en hermoso verano. Una joya guardada en el cofre de los recuerdos. Sensaciones inolvidables...
1 comentario:
Ese pasado que siempre vuelve...como llamandonos para volver...El campo...Mi refugio de niña feliz.
Me gustó volver en tus palabras.
Un beso.
Publicar un comentario