¡Qué casa tan fría!
Parece un panteón de una familia de abolengo, dónde ni los muertos permanecen
Las arañas huyen hacia los matorrales que crecen en los alambrado del fondo del patio
Los perros vienen y van haciendo un caminito con sus pisadas
Los árboles dan cobijo a las aves en esas noches sin luna
El frío parece romper cada minuto que pasa sin querer estar en ese lugar
No hay parámetro para comprobar hasta dónde llega la tristeza y la soledad
Supongo que ésas dos señoras quieren estar a solas para conseguir personas con dolores perennes en el tiempo
Se alimentan de odios ancestrales , cuánto mas viejos, mejores resultados
Las velas en las ventanas de vidrios polvorientos y olvidos, se han apagado hace siglos atrás
El señor Felipe, ríe satisfecho después de comerse una buena porción de miedos de los menos afortunados
Las estrellas están apagadas y la luna se convirtió en un nido de alimañas refugiadas dentro de sus cavernas
Y en medio de esta historia estaba ella...la Morita, una perra caniche de tantos y pico de años, guardiana de los días con sol, dueña absoluta del lugar cuando la noche se escondía detrás de los sueños infantiles
Morita con su valentía innata se hacía inmensa en esos sueños inocentes, para restaurar el daño causado por los adultos fantasmas
Morita con su lealtad a prueba de todo, dormía al lado de los niños después de haber luchado contra todas las pesadillas que mataban la inocencia.